Decir que “Experimental Jet Set, Trash and No Star” es el álbum pop de Sonic Youth es más patillero que Javier Sardá en una tertulia política. Sí es cierto en cambio que se trata de un disco menor y con poca historia del que no se salva ni la portada. Más Trash que Experimental y un compendio de píldoras de ruido vacías y sin valor conceptual que para colmo no me sirve ni de música de fondo porque se me mueren las plantas. Ni experimentos interesantes ni canciones. ¿Qué queda entonces? Para casos como éste es especialmente útil la sección de “canciones”, porque a pesar de todo hay dos momentos memorables entre la basura, el célebre “Bull In The Heather” y este “Tokyo Eye” que pasa desapercibido, algo entendible probablemente porque está hacia el final del disco, y pocos aguantan tanto.
De hecho, “Tokyo Eye” no es solo uno de los temas salvables del disco sino que es mi canción predilecta de Sonic Youth. Una canción de una tristeza obsesiva, donde la tristeza despunta de los llantos que provienen de los acordes de la guitarra y la obsesión la aporta la percusión. En las letras también se llora en una escenificación perfecta: Tokio. Ciudad enorme, donde muchas personas abrazan la soledad en medio de un decorado inmenso. Pónganle una banda sonora a la desolación y fijen un punto en el mapa. Éste es el resultado.
Dicho esto, mucho ojo, sed responsables, porque cada vez que suena este álbum en alguna parte del mundo, muere un unicornio en algún otro lugar. Apuntad al selector de pistas y presionar directamente en “Bull In The Heather” y “Tokyo Eye”. ¡Qué pena que el disco no llevase manual de instrucciones!