The Beau Brummels apuntaban alto cuando irrumpieron por primera vez en 1965 en plena marabunta de bandas inglesas que invadían las radios americanas. No pretendían combatirlas erigiéndose en un referente patrio de la sociedad americana, pero tampoco rendirles un simple homenaje. Sin negar su fascinación por The Beatles o The Zombies, The Beau Brummels dejaron claro que no se conformaban con limitarse a imitar a sus ídolos y que no se iban a nutrir solamente de elementos de importación.
Barriendo para casa en cuestión de influencias, le dieron una interesantísima vuelta de tuerca a los sonidos de la British Invasion absorbiendo el country y el folk natal. Fueron The Byrds antes que ellos mismos, y allanaron su camino con auténticas joyas por entonces difíciles de categorizar. Por desgracia, contaban con el hándicap de la desaparición de su antigua compañía y las malas ideas de la nueva, Warner, así como la diabetes de Ron Elliott, que junto al declive de las ventas podían explicar la corta duración de su trayectoria exitosa (la no exitosa fue más larga), peros a pesar de eso les dio tiempo a publicar un número relativamente decente de canciones memorables, pero aun así, se vieron ensombrecidas por su acierto más rotundo: “Laugh Laugh”.
Vibrante y suave, “Laugh, Laugh” consigue integrar las dulces melodías de la armónica con el desparpajo juvenil del sonido beat inglés. El efecto es el de una canción de cuna que se puede bailar y corear a los cuatro vientos. Una canción que compite de igual a igual con las grandes canciones de la historia.
Comments
Sr. Helvetica 27 noviembre, 2015 at 8:34 am
¡Ya es casualidad! Toda la vida sin haber oido hablar de The Beau Brummels, y coincide que en el mismo día dos de mis bitácoras musicales indispensables os referís a ellos:
https://wordpress.com/read/post/feed/7051572/873080259
😉
Bruno de Jesús 27 noviembre, 2015 at 12:52 pm
Estas casualidades ya pasan, es algo muy curioso. De repente todo el mundo con lo mismo a la vez. Para cuarto milenio!
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